jueves, 8 de julio de 2010

¿Cómo fue que no recuerdo?


Gracias a todos aquellos amigos que me ayudaron con sus testimonios y sus relatos, gracias por la confianza que me depositaron y por las buenas charlas que de este tema salió.


¿Cómo fue que no recuerdo?


¿Cómo fue?, los recuerdos llegan a mí como si fuesen un montón de polillas alborotándose en una lámpara, llegan y con ello las sensaciones que la acompañan, no puedo evitar este escalofrío que recorre cada rincón de mi cuerpo, el sólo pensar en aquel momento, en aquel instante simplemente me orilla a sentir aquellos soplos sobre la piel.

Antes de ese momento, mi vida era diferente, solo me bastaba un golpe en la sangre para vivir, solo necesitaba un toque de adrenalina para poder sobrellevar los problemas que se me presentarán, solo necesitaba refugiarme en mi mundo y sumergirme en libros, cuentos y demás fantasías; simplemente necesitaba ser yo para vivir, un chico de 18 años no se mete en problemas y menos un chico como yo, solo quiero vivir y nada más.

Pero ¿qué más puede necesitar un chico como yo teniéndolo todo en la vida? Tengo una familia perfecta: mi padre empresario y mi madre una virtuosa ama de casa, hermanos ninguno, soy el primer y el único hijo; tengo una hermosa casa en un acomodado lugar en el Distrito Federal y soy un buen estudiante por excelencia, tengo suficientes amigos para pasarla y mi diversión es la lectura, un poco de bicicleta de montaña y claro un poco de salidas a parques y bosques no le caen mal a nadie.

Esto era vida y nunca pensé que la aparición de ella en mi vida llegaría acompañada de una serie de acontecimientos que me obligarían a ver desde otro cristal mi vida, nunca me pasó por la cabeza que algo así me sucedería, nunca lo pensé.

El comienzo de todo esto no lo recuerdo muy bien, sólo recuerdo que haber conocido a aquella persona me marcaría la vida y es que ella, Mirna, era una chica totalmente distinta a mí, con sueños e ilusiones muy diferentes y con un carácter que se contraponía al mío, tenía muchas cosas que odiaba pero a la vez tenía muchas otras las cuales me encantaban, poseía una belleza que sólo a mi me hipnotizaba y a otros simplemente les agradaba, una tez morena, cabello negro que le llegaba hasta los hombros, de estatura media con una sonrisa que dejaba ver sus dientes blancos, pero esto no era lo que más me gustaba de ella, lo que sencillamente quería y admiraba era ese par de ojos de color miel y esa mirada que lo decía todo pero a la vez nada, si me decían qué es lo que más te gusta de Mirna siempre contestaba “Sus ojos es lo mejor que posee porque de ahí en fuera nada” y esto tenía un poco de verdad, pues sus actitudes me molestaban, era demasiado habladora y en mi opinión no era muy brillante, tampoco le interesaba lo que pasara con el resto del mundo mientras ella estuviera bien, era demasiado sociable y todo el mundo la conocía, a veces me molestaba eso porque siempre llegaba tarde a los lugares, ya saben el tiempo es lo más importante y un hombre como yo no tiene tiempo para esas cosas, pero finalmente me parecía un chica demasiado rara, siempre quería hacer cosas fuera de lo normal y no sé yo estaba muy acostumbrado a lo “normal”.

Ella cambió mi vida, a pesar que no sentía nada más por ella que un deseo que jamás había sentido, me gustaba pero a la vez no, era una contradicción a la cual nunca le di respuesta.

La conocí en la escuela, si no mal lo recuerdo, la primera vez que la vi me interesó, un aire de misterio la rodeaba y no sé a mí me gusta lo misterioso, pienso que es más interesante “quitarle” lo misterioso a alguien que lo serio, tenía ganas de hablarle pero las relaciones humanas para mí nunca fueron buenas, siempre me preguntaba cómo es que Alejandra y Yasser habían entablado una relación de amistad conmigo si yo era reservado y apartado.

No le hable por cerca de un mes, simplemente la observaba, siempre la veía retraída y cuando la profesora preguntaba algo, siempre respondía con alguna estupidez y los compañeros se empezaban a reír, todos excepto yo, no le encontraba gracia alguna celebrar lo distraída y hasta mi punto de vista lo estúpida que era, yo estaba totalmente en desacuerdo con eso.

Un día, estando afuera del salón me dirigió un saludo yo respondí receloso, me empezó a preguntar muchas cosas que para mí son banales y sin ninguna aportación importante, sin embargo le miré aquellos ojos que me indujeron un shock inmediato, creo que ni dormir bajo la tierra me provocaba tanto que admirar ese par de astros miel, además que tenía una mirada muy particular, yo sabía de antemano que los ojos de color eran un defecto genético y que eran la cosa más inexpresiva del mundo, sin embargo ella era la excepción a la regla, su mirada me lo decía todo y a la vez nada.
A partir de ese día ya no sería el mismo, sentía un vacío extraño en el estómago cuando la veía pasar, el tan sólo acercarme a ella me producía que me temblara el cuerpo completo, su olor me emocionaba y esos ojos aparecían en todo el tiempo en mi mente, en mis sueños, en todo.

Poco a poco me fui ganando su confianza, aunque no era cosa del otro mundo, era una chica simple y muy abierta, me platicaba cosas que yo jamás había experimentado, me platicaba que le encantaba salir con varios chicos, le gustaba que la besarán y que la tocarán en lugares que solo se reservan a aquellos que son “novios” o “maridos”; a ella no le importaba el título que tenía el chico con el que estaba, sencillamente le excitaba ver como ellos se deleitaban con su simple presencia y con la calidez de su formado cuerpo, le encantaba saberse en los pensamientos de aquellos chicos y que formaba parte importante en sus sueños, pues solía decirme “No sabes que lo mejor para una chica es saberse presente en los pensamientos de un hombre, además pienso que no se puede ser amigo de una mujer si se puede ser su amante ¿no lo crees así?”
Aquello me hacía reflexionar más que nunca, pues me di cuenta que jamás había tocado a una chica, había besado uno que otra pero nada más, no había sentido la sensación de tibieza de la piel de una mujer, ni tampoco había tocado los lugares “prohibidos” que ella tanto me decía y eso me estaba empezando a preocupar.

Un día salimos, me parecía demasiado emocionante salir con una chica, aunque no era la que yo esperaba, pues me seguía desesperando con su idiotez que tanto detestaba, pues le platicaba de Borges, Paz, García Márquez, Kafka, inclusive le había hablado de Capote y su sangre fría, pero ella siempre me contestaba con una risita que me decía que no tenía ni la menor idea de quién demonios estaba yo hablando; en cambio ella me platicaba sus actualizaciones en el facebook, los miles de amigos que tenía en todas partes del mundo, sus salidas a conciertos, cafés, bares y el eterno amor que le había prometido a su príncipe azul, que según ella, llegaría algún día y que mientras tanto se divertía con los sapos que estaban a su alrededor; en lo personal me parecía de lo más infantil y lo más superficial del mundo.

Seguía en mi teoría que esa mujer no tenía nada en común conmigo, yo quería tener un hijo y quería ser papá soltero, no quería casarme ni nada porque el amor para mí era una reacción bio-neurológica que solo hacía más estúpidas a las personas; en cambio ella ni siquiera tener hijos, pensaba que era una réplica ególatra de uno mismo y que solo traían problemas, ella simplemente quería follarse al que quisiera y no pasar a más.

Después de esa discusión, también me llegó a la mente que yo seguía siendo virgen y la mayoría de la gente de mi entorno ya no lo era, todos ya habían experimentado el haberse cogido a alguien y yo empezaba a sentir un deseo extraño por esa chica, esa sensación de acariciarla y despojarla poco a poco de su ropa hasta dejarla totalmente desnuda, de tan solo imaginármelo algo raro sucedió entre mis piernas, sentí una sensación de bienestar que se podría confundir con el placer, pero no lo es, jamás había sentido tal magnificencia de sensación y no sería la última vez que lo sentiría.

El recuerdo adecuado ha llegado a mi mente, recuerdo con lujo de detalle lo que paso aquella calurosa tarde en mi recámara, nos encontrábamos en la sala de mi casa platicando, era la primera chica que invitaba a mi casa, ya ni Alejandra mi mejor amiga, había disfrutado de estar ahí.

Estábamos los dos sentados en el sillón y estábamos solos, le platicaba acerca de mis planes a futuro, ser un médico reconocido y especializarme en oncología, de repente su mano acarició mi entre pierna, sentí un escalofrío en la espalda y sentí un impulso por dirigirme a sus labios, la comencé a besar con una desesperación que me aplastaba el pecho, de repente mis manos se dirigían por medio de otro impulso de su cara a otras partes de su cuerpo, empecé a tocarle los pechos, el estómago, el vientre y finalmente las piernas, las cuales las toque totalmente desnudas, pues llevaba un falda que me permitía el libre acceso a éstas, poco a poco metía las manos a sus piernas, no podía parar sentía una sed que no conocía, cuando sentí haber llegado a mi destino, empecé a bajar poco a poco la panty y sentí de repente una humedad viscosa que causó un sensación de placer en mi extraordinaria, empecé a tocarla como si fuera una delicada rosa abierta, de repente escuche los latidos de mi corazón, una sensación que no puedo describir me embriagaba, solo sentí la tracción de agarrarla de la mano y llevarla directamente a mi cuarto, entrando recuerdo que la abracé y comencé a besarla con la misma desesperación que lo hice al comenzar, ella reaccionaba de forma que no pensé lo haría, comenzó por acariciarme y tocarme en todo el cuerpo y yo seguía en un trance en el cual solo me dejaba llevar, esa sensaciones eran únicas en su especie, empecé a quitarle la blusa y a bajarle la falda hasta que se quedara solo con su ropa íntima, ella hacía lo mismo conmigo pero con la diferencia que quede totalmente expuesto y vi como mi sexo estaba totalmente erecto, estaba desconcertado pero el placer me invadía y quería solamente hacerlo; prontamente despoje de la poca ropa que le quedaba a Mirna y la empuje despacio hacia la cama, me coloque arriba de ella y de repente el miedo me paralizó, me pasó por la cabeza muchas cuestiones ¿la podría satisfacer del todo? ¿Tendría la capacidad de controlar mi cuerpo? ¿Y si eyaculo antes de tiempo? Además no sabía cómo penetrarla, pero la solución llegó rápido, ella me guió con su mano, me introdujo dentro de ella, ese momento no lo cambiaría por ningún otro, fue un éxtasis total, sentí un calor húmedo que me ahogaba, era su piel la que me hacía sentir ese infierno, los besos y las caricias estaban totalmente fuera de control, de repente sentí deseo de amamantar sus pechos que eran redondos y de un buen tamaño, acerque mi boca poco a poco a sus pezones y comencé a succionar simplemente escuchaba un jadeo de ella y yo sentía una satisfacción enorme.

Comencé a hacer empujones dentro de ella, cada vez era más rápido y escuchaba gemidos que para mi eran un himno, un aliento de que lo estaba haciendo bien, cada vez eran más y más fuertes, yo escuchaba los latidos de mi corazón y a la par tenía sensaciones que me hacían experimentar un placer inimaginable y de repente sentí que expulse algo de mi cuerpo, fue la separación de cuerpo y mente, era como morir por un instante, perdí todo el control sobre mí, y sentí a mi compañera feliz, pues me miró con ese par de ámbares que tiene por ojos que me lo dijeron todo, no lo podía creer acababa de perder mi virginidad y tener mi primer encuentro sexual….
Después de eso, no volvimos a tocar el tema, seguíamos llevándonos bien, yo estaba preocupado porque no nos habíamos cuidado y pues se qué por principio el sexo es con fines reproductivos, pero ella me quitó la inquietud dejándome en mi mochila una caja vacía de pastillas anticonceptivas de emergencia, con eso mi alma respiró tranquilamente.

Ahora me encuentro sentado aquí con mis pensamientos revueltos y acomodado entre sábanas, jamás la volví a ver y no estoy seguro de quererla ver nuevamente, simplemente ella se quedó con una parte de mí y yo con una parte de ella, además que he comprendido a la perfección las palabras que ella misma me dijo “No se es amigo de una mujer si se puede ser su amante”.

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