sábado, 1 de mayo de 2010

¿Madrecita Santa?

Como primera entrada de este Blog me gustaría compartir un trabajo que hice acerca de una lectura que se llama ¿Madrecita Santa? de Marta Lamas, que se encuentra en el libro recopilatorio "Mitos Mexicanos"; esta lectura es una crítica hacia la connotaciòn que se le da a la figura materna en la cultura mexicana y pues la elegì como primera publicación porque en verdad me gusto mucho esta lectura.

Para comenzar esta exposición, me gustaría primero definir la palabra “madre” en su término más genérico, y esta se precisa como “Mujer que ha tenido hijos”.
A partir de esta pequeña definición podríamos cuestionarnos ¿Cuál es el verdadero papel que desempeña la madre? Y ¿Por qué si solo se define así una madre, siempre la asociamos con las palabras “amor” y “sacrificio”?
Y es que en México se ha creado esta imagen de la madre abnegada y sacrificada acompañada con un toque de victimización y sufrimiento que tiene como tarea principal el de criar al hijo bajo un régimen de amor excesivo y dependencia total hacia ella, distorsionando por completo el papel esencial de la maternidad: Que es, a mi punto de vista, el de tener hijos y criarlos bajo un criterio ético e independiente, para que estos se puedan desenvolver y desarrollar sanamente en la sociedad.
Además, el mito de la “madrecita santa” viene acompañado de una serie de caracterizaciones de cómo debe ser la madre ideal, y como parte de estás idealizaciones, se parte con el concepto de que para llegar a ser una mujer “completa” es un requisito fundamental el ser madre, partiendo de esta lógica nos damos cuenta de cómo se asocia la femineidad con la necesidad de tener hijos.
Asimismo, también se parte de la idea de que debe haber dolor y sufrimiento como requisitos principales de ser una “buena madre”, pues ¿Qué acaso no se sufre dolor cuando se da a luz? o ¿Acaso no se sufre cuando no se duerme por estar vigilando al bebé?, estas, entre otras muchas cosas, son factores que contribuyen a la mal formación de la madre abnegada.
Y es que existe un factor importante para que se siga reproduciéndose este mito, y tal vez es uno de los más grandes errores de la madre, no exclusivamente de las mexicanas; y es el de considerar al hijo como una propiedad concedida y no como algo que solamente le fue “prestado”.
Por esta errónea idea del hijo como propiedad, se crea todo esta imagen de la madre abnegada y sacrificada, que está dispuesta a todo con tal de que su “cría” sea feliz, y que también tiene como asunto de fondo la idea de que “entre más me sacrifico como madre, mayor será mi recompensa”.
No obstante, gracias a esta idea tan “grandiosa”, es que se sigue este círculo vicioso de que los hijos varones buscan mujeres con el perfil de “su madre santa” y que las hijas tengan arraigadas estás ideas y tengan como fin convertirse en la “madre ideal”.
Pero, ¿qué podemos hacer para que este mito se quiebre?, pues para comenzar se debe eliminar la idea de la maternidad como sinónimo de femineidad, pues con esta idea arraigada, la mujer no puede, o mejor dicho no quiere ver que el significado de “ser mujer” tiene un criterio mucho más amplio, pues con esto de la maternidad como único fin, no deja ver que la mujer es un factor social de cambio y que puede ser activa en cualquier tipo de campo y rama tanto social, política, etc.
Asimismo, se debe acabar con la idea del sufrimiento y victimización como requisitos esenciales de ser madre, pues se debe comprender que la maternidad no solo es sacrificio y abnegación, sino que debe ser una etapa disfrutable tanto para la madre como para el hijo; de igual manera se debe eliminar la precaria idea de los hijos como propiedad, pues solamente son concedidos para “echarlos a andar” sin una mayor pretensión. Así que lo que debemos empezar todos los individuos es romper con estos estigmas y crear conciencia sobre lo que debe ser realmente una madre.